martes, junio 20, 2006

Sueño druida


En el manso reflejo azul del río pudo reconocer su forma la noche.
El agua fluye sin destino. Las nubes se deslizan esfumándose y la luna asoma su rostro divino.
El frio propuso la hoguera de mutilados leños que ardientes se encendieron alternándose en chispas y llamas.
Era hora de fiesta en degradados rojos, amarillo furioso y cabellos sueltos.
Estos deseos míos pero sin mí en la larga espera, pues solo puedo pensar en ti. En eternas fantasías compulsivas y como no hacerlo si me bañas en acantilados poemas mágicos que parecen caricias. El laúd suena desvanecido en la espesa niebla.
Agua que corre en la llanura, mojando el suelo. Arboles oscuros a lo lejos, sauces llorones como eco. Mordiscos de muérdago.
La espada se clava en la tierra y el temblor de pájaros aumenta con feroz desmesura. El aire casi seco de no ser por la bruma de esos besos. Cosmogónica noche inyectada de estrellas titilantes. Todo se detuvo menos el alado vuelo rodeando el fuego. Guerra casi duelo.

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