martes, junio 13, 2006

LA SENDA***




Me disfracé de indulgente.
Y saqué a pasear
mi obrepticia felicidad.
La madrugada me azotó
con el rocío.
Llegué a la Fuente
y los dragones de sal
huyeron a sus húmedas guaridas.
Hiriéndome los oídos
Con sus megalíticos ahullidos.
Se complicó el abismo.
Y una niebla pegajosa
despedazó la gravedad.
Todo inmóvil.
Y la amorfa oscuridad
perpetuó mi soledad.



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