Se llevaron sus vidas pero dejaron sus sueños. Martillaron nuestros deseos de libertad y olvidaron que los recuerdos tienen el poder de encarnación. La memoria vive en medio del dolor y la impotencia pero el amor los mantiene puros ante la irracional hipocresia. Por todos y cada uno de ellos no debemos callar nunca la realidad de los hechos. Indianala.