
Sorprendida por el recurrente pensamiento
De la caricia suave como brisa
que escapó desde tus dedos.
Resucitando la piel, que llevamos como vestido viejo.
Y en un instante descubrir,
lo inmaculado al ser tocado.
Así como el viento siente
los besos de los pájaros.
Imagino un sin fin
de posibles besos.
Donde lo profundo del océano
parece el cielo.
Y la armonía de caricias
se entremezcla con tu pelo.
Lujuria de miradas y este encierro,
que no permite al alma
recorrer tus venas.
Para nadar y dejar detrás la penas
Y oír el eco de suspiros,
como campanas.
Anunciando el renacer de los sentidos.
Perdidos tras los sueños sin dueños,
por el tiempo pasado,
creído desvanecido.
indianala